-"Vuelve" -me dije a mi mismo con la voz más triste y apagada que jamás hube imaginado.
Esperé alguna respuesta, pero el silencio era imperturbable y sobrecogedor. El instante de tranquilidad lo quebró una gota de agua que caía de mi chaqueta. Estaba empapado, podía notar el frío hasta en mis huesos. Poco me importaba ...
Supe que tenía los dedos congelados cuando no pude encender el único cigarro que me quedaba al fondo del bolsillo.
Alcé la mirada desesperado, cansado de contar las putas baldosas encharcadas que yacían a mis pies. Vi tu foto sobre el escritorio. La cogí con cariño abrazándola.
-"Siento que el destino me ha escupido a la cara y me ha tirado tierra en los ojos. Siento un vacío dentro de mi que solo tú puedes llenar. Tan solo pido tenerte entre mis brazos, oler tu colonia, que me susurres mil cosas al oído. Sabes que cada palabra tuya me vuelve loco. Pero dime, ¿Cuándo vas a volver?"
Tras cuatro minutos de silencio con la mirada fija en tus ojos inertes plasmados en papel de fotografía, esperando una respuesta, dejé caer una lágrima que cesó su recorrido en el marco que encuadraba tu bella y sinuosa silueta.
De nada servía gritar tu nombre entre sollozos, nadie me escuchaba, nadie haría caso a un loco con el rostro desencajado en lágrimas y apestando a alcohol. Solo tú me entenderías.